Foto de archivo del Tribunal Supremo
ACODAP denuncia argumentando su afirmación: Ángel Aguallo Avilés padecía desde hace más de ocho años una enfermedad degenerativa que le impedía hablar o mover un solo dedo. A pesar de ello Lesmes le mantuvo incomprensiblemente en “activo” hasta el mismo día de su fallecimiento.
Ángel Aguallo Avilés fue un magistrado eternamente perseguido por la polémica. En 2008 ocupó plaza como magistrado en la Sala de lo Contencioso del Tribunal Supremo, accediendo por el fácil atajo conocido como “quinto turno”. Su trayectoria en la judicatura ha estado continuamente salpicada por el fantasma de la corrupción, incluso desde que ocupaba plaza en el Tribunal Constitucional como Letrado.
Recordemos que Aguallo asesoró a uno de los principales imputados en el “caso Unión”. Su nombre volvió a saltar a la palestra en el marco de otro famoso caso destacado de corrupción, el archifamoso “caso Urdangarín”. Hubo otra turbia causa abierta en Lanzarote en la que este magistrado se vio nuevamente involucrado por causa de sus labores de asesoramiento privado.
Aguallo era letrado del Tribunal Constitucional y después fue magistrado del Tribunal Supremo. Por este motivo sus trabajitos podrían constituir un delito de asesoramiento ilegal, tipificado y castigado en el artículo 441 del código penal.
El ex socio de Iñaki Urdangarín, Diego Torres, aportó al Juzgado correos electrónicos que probarían el asesoramiento de Aguallo a los directivos del Instituto Nóos en un proyecto de responsabilidad social corporativa para Pernod Ricard. Según publicaron por aquellas fechas distintos medios nacionales, esos correos fueron enviados por el dudoso Aguallo «desde direcciones corporativas del Ministerio de Justicia».
En la causa abierta en Lanzarote los agentes también encontraron correos electrónicos intercambiados entre este controvertido magistrado y Luis Lleó. Para su gran suerte, esas pruebas terminaron siendo invalidadas al anularse los autos de entrada y registro en las oficinas del empresario. El motivo fue un “supuesto error” en la redacción del auto. Se añade a las sospechas que el juez que entonces instruía la causa denunció la sustracción de éste y otros autos originales del procedimiento ¡Qué suerte, qué casualidad, qué dicha, qué afortunado infortunio!
Ahora ACODAP, la Asociación contra la Corrupción y en defensa de la Acción Pública liderada por el ex juez decano de Talavera de la Reina, Fernando Presencia, denuncia este enorme escándalo en el que se encuentra inmerso otra vez el nombre de Aguallo Avilés. La asociación denunciante señala que el citado magistrado sufría desde hacía más de 8 años la enfermedad degenerativa (ELA) que le impedía moverse e incluso hablar. Esto fundamenta y da cuerpo a la sospecha, pues son elevadas las probabilidades de que Aguallo haya sido suplantado por terceras personas, las mismas que redactarían las más de 15 sentencias mensuales que el CENDOJ sigue publicando con su nombre hasta la actualidad.
El Tribunal Supremo (TS) informó el pasado 13 de mayo del fallecimiento del magistrado Ángel Aguallo Avilés. Según la nota emitida, el magistrado estaba adscrito desde el 2008 a la sección segunda de la Sala de lo contencioso-administrativo aclarando que en su última etapa se dedicó a resolver los asuntos tributarios que ingresaban en el alto tribunal.
La versión oficial es que, a pesar de reconocer que Aguallo Avilés llevaba años postrado en la cama “su mente era plenamente consciente y viva, y pudo seguir haciendo frente a las exigencias de su puesto hasta los últimos días merced a los avances tecnológicos de nuestro tiempo”. No aclaran que avanzada tecnología utilizarían como interface capaz de conectar esa prolífica lúcida mente y los escritos firmados por Aguallo. Socios de ACODAP expertos en NN.TT. piden una demostración práctica de las metodologías y/o tecnologías utilizadas, porque la cosa suena a ciencia-ficción roñosa.
Por eso, en su denuncia señala ACODAP, la asociación contra la corrupción y en defensa de la acción pública liderada por el ex juez decano de Talavera de la Reina, Fernando Presencia, que “esa afirmación del Alto Tribunal es absolutamente falsa porque no existe ninguna tecnología hoy en día que permita a un enfermo de ELA redactar sentencias ni participar en deliberaciones, y menos si está postrado en la cama”.
ACODAP exige conocer, a través de su denuncia, quién redactaba y firmaba las sentencias de Aguallo y quién participaba en las deliberaciones. Es casi imposible explicar cómo un enfermo terminal de ELA postrado en la cama fuese “capaz” de redactar de 15 a 20 sentencias mensuales (una diaria) y participar en más de 100 deliberaciones en el mismo periodo de tiempo. Los Secretarios de la Sección y de la Sala deberán pormenorizar cómo se producía el “milagro” mensual de la prolífica multiplicación de las sentencias y las deliberaciones del magistrado gravemente enfermo. Por eso urge la peritación caligráfica que compare su firma de antaño con la que aparece en las sentencias recientes y actuales, y en el acta de las deliberaciones.
Casualmente en los enlaces de Google donde aparece Aguallo Avilés se han reducido a la mínima expresión en lo que apariciones públicas se refiere. Es como si alguien se hubiese preocupado de hacerle invisible en internet en otra cosa que no sean sus escritos.
Por el momento, ACODAP ha denunciado ante el juzgado de guardia de Madrid a los secretarios responsables de haber permitido la presunta suplantación de firma en miles de documentos oficiales. De confirmarse lo presumido, tras la obligatoria investigación, lo denunciado podría constituir un delito continuado de falsedad en documento público y oficial, provocando incluso la nulidad de una enorme cantidad de resoluciones.
Efectivamente, podría constituir los delitos denunciados, pero lo mas vil y sangrante es haberse aprovechado de la terrible enfermedad ELA de esa persona, violando su sagrada DIGNIDAD y HONOR. Terrible si fuese cierto al final.