Parece que, aunque a regañadientes, el juez Joaquín Elías Gadea Francés, aunque poco a poco, va entrando en razón. Y es que, como es lógico, alguien que, a su vez, está siendo acusado en un asunto, no puede juzgar a quien le está acusando en otro. Y esto no es algo de primero de Derecho, es algo de primero de lógica que entendería hasta un niño de parvulario.

Pero como decíamos al principio, Gadea lo va entendiendo, pero a regañadientes, muy a regañadientes. Por un lado, nos encontramos con una resolución en la que, ante la petición de recusación por parte de los investigados, Gadea la admite a trámite. ¿Admite a trámite estudiar la recusación que se le pide a él mismo? Curioso cuando debería apartarse, sin más.

Pero el asunto no solo se queda en eso. Mientras, por un lado, y justo al día siguiente de que publicáramos una nota de prensa pidiendo que se apartara de la causa, nos dice que “admite a trámite” el estudio de esa recusación, por el otro, y en un nuevo juego de funambulismo, dicta otra resolución en la que, dirigiéndose a la UDEF, ordena que se investigue el “carácter falsario” de las denuncias presentadas por ACODAP.

Es decir, está prejuzgando lo denunciado ya que ordena que esa investigación se realice para demostrar que “las denuncias son falsas”. ¿Qué clase de investigación sería ésa si ya el mismo que pide esa investigación indica cual tiene que ser el resultado de la misma? Parece una prevaricación descarada, ¿verdad?

Da la sensación, viendo su forma de actuar, que Gadea quiere huir de todo esto, pero que alguien no le deja. Y da esa sensación porque, las contradicciones e incluso presuntas ilegalidades en las que está cayendo todo un juez de la Audiencia Nacional, son flagrantes. Así no Gadea, que se te ve el plumero